Bajo licencia :)

miércoles, 11 de agosto de 2010

Capítulo dos "Viva la Vida"

Cerré la taquilla y me encontré cara a cara con Blake. “Mierda” no pude evitar pensar, aunque, en realidad no sabía si estaba contenta de verlo o no.


-Hola- Saludó con voz dulce.

-Hola- Respondí yo, no tan dulce.

-Creo que no hemos empezado con buen pie y me gustaría rectificarme.

-Está bien- Suspiré.

-Blake Night- Dijo alargando la mano.

-Ever Lockwood- Le estreché la mano. Me sorprendió su calidez a tan bajos grados como estábamos.

-Ever…-Frunció los labios y luego sonrió- Un nombre bonito para una chica bonita.

Sentí cómo me ruborizaba. Dios, qué mono era.

-¿Tienes algo que hacer hoy?- Preguntó aún con su sonrisa torcida. “¡No!” quise decir. Pero había quedado con Noa.

-Si- Mierda, mala suerte la mía.

-Qué pena- Blake borró su sonrisa y miró al frente- Ya nos veremos.

Se marchó rápidamente, sin darme tiempo si quiera a decirle adiós. Noa apareció detrás de mí, arrastrando a Cameron del brazo.

-¿Qué te ha dicho?- Inqurió Noa. Parecía enfadada, quizás preocupada. Cameron también me miraba con curiosidad.

-Que si tenía hoy algo que hacer- Dije un poco asustada. ¿Les pasaría algo? ¿Serían Noa y Blake enemigos del pasado?

Noa miró a Cam, y éste se encogió de hombros y alzó las cejas. Me entraron ganas de reir, pero me contuve por el bien de mi salud psicológica. No me gustaría enfrentarme a Noa cuando está enfadada.

Mi amiga bufó, murmuró algo ininteligible y desapareció entre la multitud, su larga coleta bailando en su espalda.

-¿Sabes qué le pasa?- Miré a Cam. Él se limitó a fruncir los labios y a despedirme con la mano, marchándose y dejándome sola con las preguntas golpeándo mi cabeza. Está bien, lo dejaría correr, si me lo quisieran contar lo harían, ¿no?



Cuatro largas horas después, me despedía de mis amigos y caminaba hacia la casa de mis tíos que, tras el accidente aéreo de mis padres, se había convertido en mi casa. Iba a paso lento, pues mientras más alargara el momento de ver a mi tía, mejor.

Extraí las llaves de mi bolso y abrí la cancela con cuidado de no hacer mucho ruido, no quería despertar Josh, el bebé de mis tíos, y entonces sí que la habría liado. La decorada puerta negra de la cancela no hizo el menor ruido y suspiré aliviada. No llegué a encontrar la llave de la puerta de entrada cuando la abrió mi tía Mary.

-Pero, niña- Gritó- ¿No te he dicho mil veces que no hagas ruido con la cancela?- Ella, otra cosa no, pero exagerada era un rato- ¿Quieres despertar a mi pobre Josh?

-A ver si lo vas a despertar tú con tus horribles gritos- Me atreví a plantarle cara. No solía hacerlo, pero esto era demasiado.

-¡Piérdete de mi vista!- Volvió a gritar señalando el interior con un rechoncho dedo. Yo, encantada de la vida, entré y, mientras escuchaba el portazo y las quejas de mi tía, subí las escaleras en dirección a mi reconfortante cuarto.

Por el camino encontré a Shadow, mi perrta negra. La cogí en brazos y, ya en mi cuarto, la senté en mi cama. Más bien parecía un peluche. Cerré la puerta y con mi inseparable iPod, me senté en un saliente interior de la ventana, abrazándome las piernas. Fuera había empezado a llover y las gotas golpeaban con furia el cristal, mientras que las nubes grises atrapaban al sol y proyectaban una luz mortecina y triste. “Viva La Vida” de Coldplay comenzó a sonar y me encontré cantando con un hilo de voz, entrecortada por sollozos.

-That was when I ruled the world- Musité. “Así era cuando yo gobernaba el mundo” no podría haber una canción más apropiada. Algo húmedo golpeó mi mano. Era Shadow, invitándome a acariciarla. La cogí en brazos y comenzé a acariciar su oscuro y suave lomo. Antes yo lideraba mi mundo, pero todo se había convertido en polvo delante de mis narices sin que yo pudiera hacer nada. Y me encontré barriendo las calles que antes gobernaba, cómo en la canción.

Al cabo de un rato, recibí un mensaje de Noa, anulando la cita con las tiendas a causa de la lluvia. Tanto mejor. La soledad me abrazó y me dio cobijo durante toda la tarde, mientras yo disfrutaba de su compañía. Shadow se quedó dormida en mis brazos y yo me abandoné a la deriva, dejándome arrastrar también por el sueño.



“Me encontraba en un lugar muy oscuro. A mi alrededor había muchas lápidas. ¿Un cementerio? ¿Qué pintaba yo allí? Vi dos figuras iluminadas por la pálida luz de la luna. No podía ser. Eran Blake y Cameron. Y a sus espaldas un par de gigantescas alas emplumadas. Cam se apoyaba en una estatua. Sus alas eran muy blancas. Blake estaba sentado en una lápida. Las suyas eran grisáceas, con algunas plumas en negro. Estaban hablando sobre algo que no pude escuchar bien.”



Desperté sobresaltada. Shadow no se cayó de mi regazo de milagro. ¿Significaría algo ese sueño? “Ever, no te emparanoies” me dije. Pero, ¿por qué las alas de Blake eran negras? La pregunta quedó en el aire. Mientras, la lluvia seguía cayendo.

martes, 10 de agosto de 2010

Capítulo uno "Miss Nothing"

Avancé por el pasillo de mi instituto, vadeando la muchedumbre que se apelotonaba alrededor de las taquillas. Llegar a la mía era toda una Odisea, de la que siempre pensaba que no saldría viva. Pasé por delante de un monstruo. Quiero decir…de Stacy. No creo que en este Universo exista una persona más egocéntrica, egoísta, ególatra y un montón de cosas más empezadas por ego. Además de pija e insoportable hasta el tuétano de los huesos. Hablaba con sus “amigas” de unos zapatos de tacón rosa súper-mono-de-la-muerte que se había comprado. Me paré frente a mi taquilla y sonreí. Por fuera tenía pegatinas de Iron Maiden, Lordi, Bullet for my Valentine, y demás grupos que tanto me gustaban. Lo peor era que estaba justo al lado de la taquilla de Stacy. Cogí los libros de Biología y Matemáticas y los guardé en mi bolso de tela a rayas blancas y negras, con algunas chapitas de Jack Skeleton. Tanteé mi bolsillo y saqué mi iPod. Seleccioné la carpeta de Panic! At The Disco y me coloqué los auriculares en los oídos.


Llegué a clase un poco retrasada pero, por pura suerte, el profesor no había llegado aún. Me dirigia a mi sitio que, por cierto, no me gusta para nada, pues está en la primera fila. Me tropecé con un pie de alguien. Will, cómo no.

-¿Eres imbécil?- Le pregunté desafiándolo con la mirada.

-Perdone usted, Miss Nothing- Dijo riendo estúpidamente. Stacy apareció en ese momento, seguida de sus copias baratas.

-¡Stacy!- Gritó Will acercándose a ella- Hola, princesa- ¿Existiría alguien más lameculos? No, seguro que no. Para todos, Stacy era la “reina” del instituto, un modelo a seguir. Yo, sin embargo, era la “Miss Nothing”, la chica solitaria amante del rock. Me daba igual. No tenía muchos amigos, al igual que ella, pero los dos que tenía eran para mí suficientes. Mi mejor amiga, Noa, se sentaba conmigo y Cameron, mi mejor amigo, dos filas más atrás.

Me senté y dejé el bolso a mi lado, en el suelo. Noté cómo alguien se sentaba a mi lado. Al principio pensé que era Noa, pero cuando me volví para saludarla, descubrí que era un chico. Nuevo, pues en la vida lo había visto. Puse mi mejor cara de cabreada y me enfrenté a él.

-¿Qué haces?

El chico se quitó los enormes cascos Skullcandy y me miró. Era realmente guapo. El pelo negro le caía sobre unos preciosos ojos…¿morados? Pero, no podía ser. Bah, serían lentillas.

-¿Qué crees que hago? Sentarme- Respondió con indiferencia. Yo no podía apartar la vista de sus ojos color violeta.

-Este sitio está ocupado- Mi rabia crecía por momentos.

-Claro, ocupado por mí- Ese chico se estaba buscando una paliza. Y la conseguiría.

-Está ocupado por mi amiga Noa- Especifiqué. A ver si se enteraba, porque desde luego o de inteligencia, más bien poco o se hacía el tonto.

-Noa- Repitió pensativo- ¿Noa Williams?

¿Cómo sabía él el nombre completo de mi amiga? En aquel instante, como si le hubiesen gritado su nombre, Noa apareció por la puerta, con su larga cabellera roja recogida en una coleta. Miró al chico sorprendida.

-¿Blake?- Noa pasó de la sorpresa al enfado en menos de un milisegundo- ¿Qué demonios haces aquí?

-Aquí me han mandado- Respondió el tal Blake. Noa suspiró pesadamente.

-Lárgate de mi sitio- Ordenó Noa, incluso a mi me dieron ganas de salir de allí por patas. Pero Blake no parecía querer dejarlo ahí. ¿Dónde estaría el profesor cuando se le necesitaba?

-No- Dijo tajante- Me gusta este sitio, admás- añadió mirándome- tengo una compañera muy guapa.

Alcé una ceja, en plan ¿qué-me-estás-contando-chaval?

-Blake, cómo no te largues antes de tres me verñé obligada a quitarte a mi manera- Definitivamente, Noa daba miedo.

-Está bien, vale- Blake cedió, y se levantó con las manos extendidas en señal de paz. Observé que se sentó dos filas más atrás, en el pupitre contiguo al de Cameron, dónde no había nadie.

Noa se sentó a mi lado y dejó su maleta colorida en el respaldo de la silla.

-Uff- Bufó- Ese chico es idiota.

-¿De qué lo conoces?- Vale, lo sé, a veces me puede mi parte cotilla.

-Estuvimos en el mismo colegio durante seis años, luego fuimos a distintos institutos y no lo he vuelto a ver hasta ahora.

-Ah, ya- Era una contestación boba, pero no se me ocurría qué decir. Nuestro profesor, el señor Sheffield, más conocido como “el Troll” entró en la clase. Sin nisiquiera mirarnos, empezó a escribir ecuaciones asesinas y come-cabezas en la pizarra.

-Oye, ¿has visto a Cameron?- Le susurré a Noa.

-Pues no, seguro que está haciendo novillos por ahí- Replicó ella. Sonreí. A la cerebrito de la clase no le gustaba que nadie hiciera novillos.

Comenzamos a quebrarnos el cerebro con las malditas cuentas, e incluso imaginé que me salía humo de las orejas. Menos mal que podía fijarme de Noa, y ella hacía la vista gorda.

-Ever- Susurró Noa- ¿quedamos luego para ir de compras?

-Claro- ¡¡Bieeen!! Así no tendría que soportar a mi tía Mary. La odiaba. Hacía mi vida totalmente insufrible.

La clase llegó a su fin y todos purgaban por salir los primeros de aquella clase. Me coloqué los auriculares y esperé a que la música comenzara.

Suspiré. Sólo había empezado y ya deseaba que ese día acabara. “Tranquila, Ever” me dije a mí misma, “sólo quedan cuatro horas”

lunes, 9 de agosto de 2010

Prólogo :)

Está bien. Lo admito, ¿vale? No es que mi forma de vestir sea muy "normal" como dirían las chicas de mi instituto. Me dejo llevar por el rollo Rock, ¿sabes? La gente ni siquiera se acerca a mí y no es que tenga muchos amigos, pero no vamos a eso. Vayamos al grano.


Mi nombre es Ever Lockwood y vivo en un pequeño pueblo en Washington, con mis tíos, ya que mis padres murieron en un accidente de avión cuando yo aún era una enana pegada a un peluche de Jack, de Pesadilla antes de Navidad.

Mi vida es un infierno. A veces deseo escapar de todo y quedarme sola en algún mágico lugar. Que me pase algo interesante, pero mi vida es bastante aburrida y de momento sólo soy una chica de dieciséis años pegada a un iPod.

Pensé que ese sería mi destino para siempre.

Hasta que llegó Blake.

Y con él, los caídos.